Sinnple, consultoría de innovación social, es un sueño emprendedor hecho realidad. La resultante de una idea feliz de sus dos fundadores, Iranzu Sainz de Murieta e Iñigo Benedicto, a quienes pocos meses después se sumó Jesús Vázquez como tercer socio. Los tres jóvenes (38, 32 y 41 respectivamente) e ingenieros de formación con valiosa experiencia profesional previa en el campo de la Innovación y la consultoría, acuñada en sus inicios profesionales trabajando por cuenta ajena. Emprender este proyecto vital en el campo de la innovación social empresarial es la derivada, como veremos, de un proceso natural de madurez profesional.
En nuestra visita a su oficina, tuvimos ocasión de estar con todos ellos. Fue precisamente con Iranzu con quien conversamos para recabar el material que buscábamos para contar la historia de Sinnple, siguiendo su propia trayectoria profesional como hilo conductor. Lo confesamos, esta chica es también parte esencial de nuestra comunidad de emprendedores. Siempre está donde se la necesita para aportarnos su talento natural, pensamiento analítico y el gran regalo de su compromiso por esta causa.
La experiencia profesional de Iranzu comenzó en el área de I+D de una empresa industrial guipuzcoana. Contrato-beca de un año en el departamento de logística que le sirvió para conocer el funcionamiento interno de una gran empresa, como son sus talleres, procesos productivos y el complejo marco de las relaciones laborales. Para una ingeniera de organización el trabajo era realmente interesante y retador, pero enseguida aprendió que “nada de lo que hagas en una empresa va a dejar indiferente a las personas que trabajan en ella”, para lo bueno y para lo malo.
En conjunto la experiencia fue positiva porque además le proporcionó la clave para saber lo que quería hacer profesionalmente. Le interesaba más la estrategia y la gestión que el “pie de fábrica”. Ello le empujó a postularse y aceptar un empleo como consultora en la empresa de consultoría I-Tec para la gestión y desarrollo de proyectos de Innovación Tecnológica. De ahí a la Consultora Bantec, ya con un perfil senior para ocuparse del desarrollo de estrategias empresariales de I+D+I, fundamentalmente trabajando con planes de innovación empresarial en el marco de las políticas regionales de innovación en País Vasco y resto del estado.
A la par, fue designada para desarrollar una red de inversores privados (B.A) interesados en invertir en startups de base tecnológica. En esa etapa conoció a muchos emprendedores, estudió sus planes de negocio y les ayudó desde la técnica a que sus modelos de negocio estuviesen bien sustentados y armados, a la vez que reportaba a su red de inversores interesados en participar en los proyectos seleccionados como invertibles. Aquí es donde se produjo “su contagio del virus del emprendimiento”.
El hecho es que Iranzu se sentía cada vez más atraída por los temas sociales. Estaba muy al tanto de la repercusión e impacto que estos temas estaban teniendo en el ámbito empresarial de los países anglosajones. Comenzó a informarse seriamente y a estudiarselo con dedicación. Y buscó complicidades, que encontró en su compañero de trabajo en Bantec, Iñigo Benedicto.
Ambos se tomaron un periodo de trabajo conjunto y reflexión. Tiempo no tenían mucho, así que se juntaban los domingos para ir avanzando en su idea, preparando todo lo necesario para dar el salto y crear su propia empresa. En ese periodo trataron de modelar al máximo su propuesta de valor con un enfoque eminentemente práctico y dirigido hacia las empresas desde el prisma de la innovación, que era lo que realmente conocían.
Paradójicamente, a pesar de que Iranzu era experta en desarrollo de planes de negocio tras su etapa en Bantec, no desarrollaron el suyo propio. Se dedicaron por completo a la investigación y desarrollo de su propuesta de valor, imaginando que las empresas tendrían interés en experimentar las bondades de la innovación social aplicada a su producto/servicio.
Sin embargo, los tiempos de las empresas y el propio mercado tienen su propia agenda y prioridades. Y entre ellas no estaban experimentar aplicaciones de la innovación social. Y se evidenció que, con plan de negocio o sin él, cometieron un error de cálculo con su optimista percepción de que las empresas “les iban a comprar consultoría”. Es verdad que su discurso era bien escuchado por los directivos y propietarios de las empresas y recibían palabras amables…pero no se traducía en contrataciones. Se “pegaron la torta”.
No estaba en su guión, pero no se dieron por vencidos. Era hora de aplicar lo que ya sabían de sus anteriores etapas. Adaptarse. Pivotar. Se dieron cuenta de que su problema era más del CÓMO que del QUÉ. Debían construir nuevas propuestas con las que llegar a los potenciales clientes. Se centraron fundamentalmente en desarrollar “productos de consultoría con metodologías” en el campo conceptual de la Responsabilidad Social Corporativa (RSE), más asentado y conocido por la cultura empresarial. Se trataba de que las empresas se atreviesen a experimentar introduciendo pequeñas innovaciones en la fabricación de su producto en busca de un impacto social asumible por costes y mentalidad.
La limitación de esta nueva propuesta era evidente, ya que pocas empresas vascas tienen estructuras que contemplen el RSE de modo intrínseco ligado a marca, pero les sirvió para coger aire y seguir puliendo su propuesta de valor.
En palabras de Iranzu: “Para que la innovación social tenga recorrido en una empresa o es rentable o no se va a dar. El reto es aplicarla a su negocio de modo creativo para que la empresa objetivamente provoque un impacto con beneficio en las personas, y/o el medio ambiente. En definitiva contribuir a hacer un mundo mejor mejorando la cuenta su cuenta de resultados”.
Les obsesiona tangibilizar el amplio espectro conceptual de la Innovación Social. Su enfoque y visión es concretar las buenas ideas en hechos, acciones de innovación aplicadas a la cadena de valor de suministro y producción de las empresas con medidas que mejoran la ética de los negocios ( a quien compras, vendes, en qué inviertes el dinero que ganas..), la dignidad de las personas (retribuciones, condiciones de trabajo, desarrollo personal…) y los conceptos de sostenibilidad y respeto por los recursos naturales, el consumo de energía y el medio ambiente en su conjunto. Así “atacan” cualquier estrato de la empresa susceptible de ser mejorado en términos de producción de retornos a la inversión acometida. Tanto en los intangibles de marca como de negocio.
Los tres insisten mucho en que su trabajo con los responsables de las empresas es hacerles entender que la innovación social no es colateral al core business de la empresa y su rentabilidad. En ningún caso se trata de hacer caridad, donando dinero a causas sociales tal y como se ha entendido hasta no hace mucho tiempo. Es interiorizar que es un enfoque que promueve la sostenibilidad de la empresa y ayuda a garantizar su futuro.
Para ilustrar la visión de Sinnple, Iñigo acude a la comparativa entre el modelo de responsabilidad social corporativa tradicional adoptado por el fabricante de vehículos FORD consistente en donar importantes cantidades de dinero a la lucha e investigación contra el cáncer (algo realmente loable) pero que es absolutamente ajeno a fabricar coches, en confrontación con la política de innovación social experimentada por TOYOTA (si, otra vez como ejemplo) en términos de invertir dinero en innovar el tipo de motores de combustión que fabricaban para sus vehículos (core business) para convertirlos en más respetuosos con el medio ambiente (coche eléctrico, híbridos, mas ecoeficientes) que les reportó además de una notable mejora con impacto social, una potente imagen de marca, aumento de ventas y en último término mejora de cuenta de resultados. Este caso de Toyota está siendo ahora replicado por fabricantes de coches indios (problemas enormes de movilidad en el país) con enormes retos similares en el continente africano, donde hace falta hacer cosas útiles y necesarias por las clases más desfavorecidas.
Otro caso mencionado en la entrevista por Iranzu, representativo de otra gran corporación, es el de Danone. Conscientes de que en muchos países de extrema pobreza realizan una única comida al día, decidieron producir un producto que incorporase todos los nutrientes fundamentales para las personas. Evidente, ¿no? O el cercano caso, de una empresa vasca como Arteche (productores de grandes transformadores de suministro eléctrico) que aceptando una petición de fabricación de un transformador con mínimas prestaciones y muy bajo precio que necesitaba una aldea mejicana con muy escasos recursos económicos, hicieron una potente acción productiva innovadora con impacto social sin darse cuenta siquiera. Y fue rentable porque al hacerlo por una suerte de “caridad y empatía” resultó que recibieron multitud de peticiones de venta y suministro de ese tipo de transformador para instalarlo en zonas pobres del mundo. Impacto social indudable ligado a cuenta de resultados.
Este es el camino y enfoque de Sinnple. Os invito a que disfrutéis de esta entrevista con Iranzu para que los conozcáis mejor.
Bonus track: Para aquellos que os apetezca saber un poquito más sobre este mundo de la Innovación Social, conviene recordar que el nacimiento de Sinnple se produce en el contexto temporal en que Michael Porter hace “acto de aparición estelar” con su trabajo publicado por la Harvard Business School sobre “creacion de valor compartido”.
Iranzu nos dice: “Que Porter, un experto de vanguardia en los temas de innovación y gestión empresarial (de gran prestigio en el País Vasco) hablase de innovación social empresarial convertía nuestra idea en una excelente oportunidad para nosotros. Y es que además nuestro enfoque coincidía fundamentalmente con su idea de facilitar a las empresas políticas y prácticas operacionales que optimicen su competitividad a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas, sociales y ambientales en las comunidades donde opera. La idea final y principal de que el progreso económico y social deben de ir de la mano”. Idea con la que Porter acaba de volver a salir a la palestra en este interesantísimo encuentro Ted Talk: “Why business can be good al solving social problems”, que marca nuevamente un interesante futuro sobre el papel e implicación de las empresas en la necesaria mejora del mundo.
Sinnple acaba de editar este precioso video sobre como entienden ellos la Innovación Social Empresarial.