Olaia Agirre (Oaz Coaching): «La empresa que no evoluciona y se mueve se queda rápidamente atrás» – Entrevistas Emprendedores

Olaia AgirreEntrevista a la emprendedora Olaia Aguirrecreadora y fundadora de Oaz Coaching y miembro del Foro de Emprendedores de Adegi,  realizada y publicada en el Diario Vasco.

«Ayudo a que las cosas sucedan. Ayudo a que las personas enfoquen a sus equipos para que hagan el camino hasta donde quieren llegar echando mano de sus fortalezas». Así define Olaia Agirre el trabajo que realiza en su empresa, a la que presenta como su tercer hijo. Ella tiene claro que no hay que quedarse atrás y en OAZ Coaching para el cambio acompaña a las compañías en este camino.

– ¿Es necesario para las empresas estar en constante cambio?

– ¿Cuál es el objetivo de esa transformación para las compañías?

– Encontramos diferentes motivos, como por ejemplo ser más competitivo, responder a las necesidades de los clientes o seguir contando con personas con talento dentro de la organización. Al final, ese cambio tiene que ver con la supervivencia y el querer jugar un papel determinado en el mercado.

– ¿Cuesta dar ese paso?

– Sí, tanto para las empresas como para las personas. Al final, algunas decisiones vienen dadas como empresas, pero son los trabajadores los que lo materializan. Cuando se diseña el cambio todo se ve muy claro y fácil, pero cuando lo llevamos a la práctica es cuando se empiezan a encontrar los problemas y a mitad de camino se aprecia que ese objetivo al que queríamos llegar ya no es tan sencillo. Hablamos mucho de cambio, pero hacerlo no es tan fácil.

– En ese camino, ¿cuáles son los mayores escollos?

– Podemos destacar dos aspectos. Por un lado, resulta complicado que todos en la empresa compartan la misma idea de lo que se quiere cambiar y para qué. Por otro lado, cuando se comienza con el proceso hay que darse cuenta de que cada uno tiene algo que cambiar. Muchas veces caemos en la tentación de querer que únicamente cambie el de al lado y no nosotros. Esto no funciona. Tenemos que asumir cada uno nuestra responsabilidad y a partir de aquí buscar qué podemos aportar. Se debe entender que el cambio es la suma de todos.

– ¿Cómo se motiva a los trabajadores para lograr ese cambio?

– Se les debe dar un motivo. Yo no me he encontrado con ningún trabajador que no quiera aportar, todo el mundo espera contribuir y sentirse útil. Hay que conseguir que cada uno entienda cuál es su aportación a ese proyecto común de empresa, facilitarles un espacio donde puedan aportar y valorando su trabajo. Cuando tienen esa sensación y también se le exige normalmente las personas responden y mucho.

– A la hora de abordar este camino uno de los retos es crear equipos. ¿Cómo se consigue esto?

– Efectivamente, conseguir esto es imprescindible para la empresa. Hay que trabajar mucho con la plantilla, porque no resulta fácil juntar a un grupo de personas y que trabajen. Hace falta un conocimiento mutuo, generar unas dinámicas en las que se vea que hay un avance en las tareas y crear un clima de confianza en cuanto a las capacidades de cada uno de los miembros y en la potencia del equipo. Se debe buscar que todos sean complementarios y no un simple corta-pega de cada uno de ellos.

– Aquí entra en juego la importancia de las reuniones, pero ¿se abusa a veces de ellas?

– Muchas veces se sale de una reunión con la sensación de no saber para qué ha servido. Hay mucha ‘reunionitis’ y provoca que se pierda mucho tiempo. Para que estos encuentros sean eficaces deben estar preparados, que la gente sepa a lo que va, estén marcados los tiempos y se fijen unos objetivos. No se trata de hablar por hablar. Una reunión es una oportunidad porque se consigue juntar a un grupo clave de personas para tratar un asunto, por lo que todo el mundo debe salir teniendo las ideas claras, saber cuáles son los pasos a dar, qué tarea le corresponde a cada uno y los plazos.

– En esta organización la figura del líder resulta fundamental. ¿Qué debe hacer?

– Tiene que comunicar mucho y claro, dando una visión y un lugar a cada uno de los miembros del equipo. Debe fomentar esa responsabilidad individual y de equipo.

– Pero, ¿siempre tiene que haber un liderazgo?

– Sí. Puede ser una única persona o que sea un liderazgo compartido. Al final, esto es un reconocimiento que te otorgan las personas y en todos los equipos de trabajo se da. Además, resulta importante, porque esta figura te lleva a conseguir los objetivos. Se estima que hasta un 60% de la productividad de las personas dependen del líder.

– ¿Cómo se forma a un líder?

– Se le debe ayudar a generar una visión y valorar a las personas desde la diferencia. Además, hay que enseñarle a desarrollar habilidades como la comunicación y la empatía.

– En todo este proceso de cambio, ¿cuál es la labor de OAZ Coaching para el cambio?

– Mi trabajo se desarrolla a dos niveles. Ayudo de manera individual a las personas o a los líderes que ya saben lo que buscan a tomar conciencia de los recursos de los que dispone, los miedos que pueden surgir y a cómo superarlos. Con los equipos intento que se den cuenta de las dinámicas que deben afrontar, a abordar los problemas y a generar recursos o estrategias para seguir avanzando.

– ¿Por qué dio el paso de crear esta empresa?

– Antes trabajé en un banco. En la sucursal me di cuenta de que para los problemas técnicos no había ningún problema, porque había teléfonos a los que llamar y preguntar, pero también entendí que el éxito de la oficina dependía de las relaciones que mantuviéramos como equipo y con los clientes. Sin embargo, para esto nadie te enseña, ni se daba ninguna clave. Este convencimiento me creó una serie de inquietudes y empecé a indagar. Me di cuenta de que no solo me preocupaba a mí, que había una necesidad. Así empezó a tomar forma OAZ Coaching para el cambio.

– ¿Resultó difícil dar esos primeros pasos?

– Fue duro, porque hay que trabajar muchas horas y seguir haciéndolo. Al final, el ser emprendedor tiene sus pros y contras. Resulta difícil que te den tu primera oportunidad, retarte y empezar a ver resultados